Terminada la búsqueda de supervivientes de los terremotos del 6 de febrero pasado, que han dejado más de 42 mil muertos, Turquía afronta ahora una ingente tarea de reconstrucción, aunque en primer lugar debe completar la retirada de escombros, aún lejos de terminar.
Al mismo tiempo se plantea la cuestión del futuro a corto plazo de aproximadamente millón y medio de personas que se han quedado sin vivienda y de las que la mayoría vive ahora en tiendas de campaña entre las ruinas.
Aunque cientos de miles de personas han abandonado las zonas afectadas por los terremotos para buscar refugio en otras regiones del país, otro millón sobrevive en tiendas de campaña y en instalaciones de acogida temporal.
El socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, jefe de la oposición, criticó este miércoles durante una visita a Antioquía la escasez de tiendas de campaña que, a su juicio, sufren quienes se han quedado en las zonas afectadas.
Aseguró no entender cómo un país como Turquía no es capaz de producir, comprar y distribuir suficientes tiendas.
Subrayó que muchos supervivientes quieren quedarse cerca de sus antiguas casas, ya que a menudo estas no están derrumbadas, aunque sí dañadas, y todavía contienen todas sus pertenencias.
Las autoridades han emitido una prohibición general de entrar en edificios gravemente dañados para recuperar enseres, una práctica habitual en estos últimos días.
Tres murieron y uno pudo ser rescatado herido, explicó un trabajador de la empresa, Selman Hallak, a la emisora NTV.
Mientras, el Ministerio de Urbanismo de Turquía ha creado una web que permite a cualquier ciudadano pedir información sobre el estado de un edificio en las once provincias afectadas y otras diez vecinas, si ya ha sido inspeccionado por los expertos.
Los inmuebles se clasifican en cinco categorías diferentes dependiendo de su grado de daños.
El Gobierno ya ha anunciado que a la hora de reconstruir las ciudades y los pueblos tendrá en cuenta las condiciones del suelo y la cercanía a la falla geológica, lo que puede aconsejar en algunas casos trasladar núcleos enteros a otros emplazamientos, por ejemplo de la llanura de aluvión, con mayor riesgo, a las colinas.
Pero Kiliçdaroglu advirtió hoy de que la reconstrucción debe prestar atención también a los monumentos históricos de un lugar, su legado cultural y su composición demográfica, especialmente, subrayó, en ciudades milenarias como Antioquía.