EL REGRESO DEL ‘GRAN HERMANO’ CLASICO SE ENFRENTA A UN PROBLEMA…

‘Gran Hermano’ vuelve. Pero no un ‘Gran Hermano’ con famosos, esa especie de versión pervertida del concepto original, sino uno con concursantes anónimos, recuperando también la iconografía de aquel programa que asaltó y revolucionó las televisiones en abril del año 2000. Ahora, Mediaset anuncia ‘Gran Hermano 19’, que ya ha puesto en marcha su casting para optar a 300.000 euros de premio.

La búsqueda de la audiencia. Está claro qué busca Telecinco con este anuncio: un impulso para sus alicaidísimas audiencias, incapaces de hacer frente a las marcas de Antena 3, que les derrota casi a diario gracias al tremendo combo de ‘El hormiguero’ y programas afianzados como los talent show ‘La Voz’ o ‘Tu cara me suena’. Si entre los espectadores se ha desatado la nostalgia por aquellos tiempos de un ‘Gran Hermano’ rebosante de inocencia, algo comparable debe sentir Telecinco cuando recuerda los datos de la final de la primera edición: 7’8 millones de espectadores, 51’2% de share. 7 de cada 10 españoles delante de la televisión la vieron.

Desde 2017. El problema que tiene ‘Gran Hermano’ es doble: por una parte, el recuerdo de la última entrega con concursantes anónimos, la desastrosa edición de 2017 en la que una concursante fue violada estando dormida por un compañero. Hace ahora un año, en abril de 2023, el agresor fue condenado a 15 meses de prisión por un delito de abusos sexuales, y también se dictaminó que Zeppelin TV, productora del reality, había tenido responsabilidad en los hechos, tanto por las circunstancias en los que ocurrió (escasez de comida e ingesta masiva de alcohol) como por la forma que tuvieron de comunicar el hecho a la víctima la mañana siguiente.

Daño a la marca. El caso dañó a la marca ‘Gran Hermano’ de forma extraordinaria, y cuando arrancó el juicio se generó una retirada de anunciantes que impactó en las finanzas de Mediaset. Esa fue la última edición de ‘Gran Hermano’ con concursantes anónimos, y fue sustituida por la versión VIP, que el año pasado aún se emitía, y que fue la última hasta este regreso de la marca. Desde entonces, Telecinco no ha renunciado a los realities, pero son de otro corte: ‘La isla de las tentaciones’ y ‘Supervivientes’, donde se juega más con el aislamiento y la exigencia física que con las interacciones tradicionales de ‘Gran Hermano’.

La gente prefiere famosos. Pero el gran problema que tiene ‘Gran Hermano’ ante sí es que el gusto del público ha dado un giro: el éxito de ‘Gran Hermano VIP’, que en un principio se emitía en años alternos al ‘Gran Hermano’ tradicional, fue sustituyendo al programa clásico con similares cifras de audiencia (oscilando entre el 20 y 25% de share de media), salvo la última y muy floja edición ‘VIP’ de 2023. Desde 2015 ha habido ediciones anuales de ‘Gran Hermano Vip’, mientras que el ‘Gran Hermano’ tradicional ya estaba cayendo en el interés del público, en su edición 16, previa al desastre de la edición 17.

Se trata de un cambio en el gusto del público, modulado también por el éxito de ‘Supervivientes‘, siempre con participantes famosos. El hecho de que programas de éxito de corte reality/concurso de otros canales como ‘Tu cara me suena’, ‘Mask Singer’ o ‘Master Chef Celebrity’ también tengan un exito notable atestiguan este cambio en los gustos.

Concursantes Pro. Esta llegada de los famosos al plantel de concursantes de los realities deriva en un fenómeno lateral, que es la profesionalización de los concursantes. Éstos ya saben cómo funcionan los resortes del concurso y como generar adhesión de la audiencia, como si fueran, en efecto, profesionales del reality. Porque esa es a menudo su intención: convertirse en invitados constantes de los debates y programas que generan los realities en la parrilla de Telecinco.

Ya hemos visto este fenómeno también en versión aceleradísima en ‘La isla de las tentaciones’, donde se ha pasado en tiempo récord de una primera edición de relativa inocencia a las actuales encarnaciones, donde todo está planificado de antemano. El gran enemigo de esta edición de ‘Gran Hermano’ es, posiblemente, que resulta imposible recuperar la candorosa inocencia de los concursantes de su primera edición.

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