YA NO ES EL TIEMPO DE VÍNCULOS TURBIOS: AMLO ANTE POSTURA DE LEGISLADORES DE EU

El presidente Andrés Manuel López Obrador se dijo convencido que su proyecto seguirá contando con el apoyo del pueblo “para consolidar la primera etapa en la transformación de nuestro país (…) ¡El pueblo no traiciona!”. Y, claro, envió un directo mensaje a sus opositores: “Hagan lo que hagan no regresarán al poder los oligarcas. Continuará prevaleciendo en nuestro querido México una auténtica y verdadera democracia”.

Al aludir al proceso electoral de 2024 se mostró seguro que “está garantizada la continuidad con cambio, no hay nada qué temer”, a la par enfatizó que cualquiera de los aspirantes que resulte triunfador en la encuesta para elegir candidato de su movimiento “aplicará la misma política en favor del pueblo y en favor de la nación”.

Al encabezar la conmemoración por el 85 aniversario de la expropiación petrolera, ante un Zócalo y sus inmediaciones a tope, el mandatario aseveró que con el apoyo de los ciudadanos y la conciencia colectiva que hoy tiene el pueblo de México, se podrá contrarrestar la guerra sucia, las campañas de calumnias y los intentos de manipulación de sus opositores.

El jefe del Ejecutivo aprovechó la efeméride nacional para también dejar un mensaje a los intentos de una fracción de congresistas estadunidenses del Partido Republicano que han planteado el envío de tropas de su país a territorio mexicano para frenar a las bandas del crimen organizado: “Podrán amenazarnos o cometer cualquier atropello, pero jamás, ¡jamás permitiremos que violen nuestra soberanía y pisoteen la dignidad de nuestra patria!”.

Desde el corazón político y cultural del país, recordó a “esos políticos hipócritas e irresponsables”, que México es un país independiente y libre, no una colonia ni un protectorado de Washington.

Miles respondieron a la convocatoria hecha por el presidente para acudir a la Plaza de la Constitución y recordar la gesta del ex presidente Lázaro Cárdenas del Río al expropiar la industria petrolera en beneficio de la nación.

Bajo el arropo de un mar de personas, provenientes de todas las entidades del país, López Obrador destacó que la histórica decisión tomada por el general Cárdenas se pudo hacer realidad, entre otras razones, porque contaba con un amplio apoyo y base social, como la que no tuvo en su momento el “apóstol de la democracia”, Francisco I. Madero.

Así, en un afán por mostrar el respaldo ciudadano con el que cuenta, el mandatario resaltó la “conciencia colectiva” de la gente, gracias a la que se podrá contrarrestar todos los ataques, guerra sucia, campañas de calumnias e intentos de manipulación que, se dijo seguro, sus opositores seguirán empleando.

“No les queda de otra a nuestros adversarios y sus medios de información vendidos, alquilados o en manos de los miembros del bloque conservador y corrupto. Pero al mismo tiempo, debemos tener fe en la sabiduría y en la lealtad del pueblo. ¡El pueblo no traiciona!”. Esas palabras causaron el clamor de un Zócalo que lució lleno y desde el que surgieron las consabidas consignas de apoyo a López Obrador y a la cuarta transformación.

Si bien garantizó que está asegurada la continuidad con cambio y que no se debe de temer, acotó: “Eso sí, tenemos que mantenernos unidos, mirando siempre hacia el porvenir y la felicidad de nuestros semejantes, trabajando desde abajo y con la gente, y sin descuidar la estrategia que llamamos acertadamente la revolución de las consciencias, para continuar avanzando en el cambio de mentalidad, para seguir politizando a nuestro pueblo y de esa manera, con un pueblo cada vez más consciente, en eso hemos avanzando mucho, México es de los países con menos analfabetismo político en el mundo”.

Del análisis interno, pasó a la situación exterior. “No puedo dejar de mencionar que en los últimos días, algunos legisladores de Estados Unidos, acostumbrados a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, en plan propagandístico, diríamos aquí en lenguaje coloquial, con grilla, y con fines electoreros, politiqueros, sostuvieron que si no deteníamos el tráfico de fentanilo hacia la frontera norte, ellos iban a proponer el Congreso de su país que ocuparan con soldados norteamericanos nuestro territorio para enfrentar la delincuencia organizada”.

Ante tal afrenta, el tabasqueño fue contundente: “Primero quiero dejar de manifiesto que ya no es el tiempo de (Felipe) Calderón ni de (Genaro) García Luna. Que ya no es el tiempo de los vínculos turbios entre el gobierno de México y las agencias del gobierno de Estados Unidos. Ahora no hay simulación, de verdad se combate a la delincuencia organizada y de cuello blanco, porque no hay corrupción, no hay impunidad, ni existen relaciones de complicidad con nadie. Pero lo más impotante, es que desde aquí, desde este Zócalo, el corazón político y cultural de México, le recordamos a esos políticos hipócritas e irresponsables, que México es un país independiente y libre, no una colonia ni un protectorado de Estados Unidos”.

Insistió que la cooperación con el vecino del norte se dará, pero sin sometimiento e intervencionismo, afirmación que acompañaron los miles presentes en la histórica plancha de concreto.

“Cooperación, sí; sometimiento, no; intervencionismo, no”, subrayó el mandatario. Y continuó, ya con sus miles de seguidores respondiendo por él:

“Oligarquía”, dijo, a lo que la gente al unísono respondió: “¡No!”. López Obrador entonces siguió: “Corrupción”, y la gente le secundó: “¡No!”. Y vinieron “clasismo y racismo”, a lo que vinieron dos nuevos “¡No!” de todos aquellos que estaban en la plaza pública.

“Libertad”, soltó el mandatario. La respuesta de la gente cambió: “¡Sí!”; Siguieron “democracia honestidad, justicia social, igualdad, soberanía”, seguidos de cinco potentes “¡Sí”.

“¡Viva la expropiación petrolera!”, selló López Obrador. El ¡viva” de respuesta fue escandaloso. “¡Vivan los trabajadores y técnicos de antes y de ahora de la industria petrolera nacional!”, una vez más el “viva” ciudadano retumbó en el Zócalo. “¡Viva el general Lázaro Cárdenas del Río!”, un nuevo “¡viva!” secundó al presidente. Y tres “¡Viva México!” dieron por concluido su discurso.

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